Hay que estar presente para experimentar momentos excepcionales, no al revés.
Uno no asiste a algo —al menos no debería— porque pasará algo excepcional. Eso no se planea y si se hace, ya no es excepcional. Es predecible; y está bien. Hay placer en la certidumbre, en la certeza. La seguridad de que, si le voy a invertir energía, tiempo y dinero, pues valdrá la inversión. Parafraseando estas primeras líneas: las relaciones humanas —llámense familiares, amistosas, amorosas, laborales o profesionales— serían más llevaderas si existiera la certidumbre de éxito, de que será excepcional, de que al menos no le perderé.
Pero la vida no funciona así. Al menos no en términos generales. Ni siquiera el libro, el disco o la película más taquillera y perfecta garantiza satisfacción: por más buena que sea, habrá personas insatisfechas, decepcionadas o simplemente sin el interés en darle una oportunidad.
Parece simple y fácil la máxima sobre la que reflexiono, pero no lo es. Hay que hacer trabajo previo. Jugando con la analogía futbolera de la edición pasada: hay que saber moverse en la cancha sin la pelota para desmarcarse, estar libres y poder recibir el pase. ¡Que payaso! Pero es un gran ejemplo —excepto que no sepas nadita de fútbol, entonces te pido una disculpa—. Tengo otra metáfora: se hace camino al andar y somos tan flojos, que no nos movemos sino hay un beneficio directo e inmediato.
En el lejanísimo año 2021 arranqué este boletín con el objetivo de crear algo. Lo que sea. Aún no tenía muy claro qué, pero ya hay muchas “editoriales” con gran potencial para convertirse en otra cosa o detonar spin-offs y ese (este) esfuerzo, ha redituado. Con creces. Luego, como —tal vez— diría el pendejo de Peña Nieto: en el más lejano año 2022, tratando de ignorar un poquito la aún presente pandemia, experimenté momentos excepcionales.
En marzo pasado inicié un diplomado en Mediación Lectora de la Universidad Autónoma Metropolitana impulsado, coordinado e impartido por el Fondo de Cultura Económica, como parte del programa nacional de Salas de Lectura. Apenas me gradué el mes pasado, pero el papelito no es lo más importante, sino las personas que conocí y con las que compartí muchas horas/nalga repartidas en tantos meses. Además de los cinco guías chingones y chingonas que supervisaron nuestro trayecto entre sesiones, lecturas y reflexiones que —al menos en mí, personalmente— me han impactado de manera muy nutritiva, haciéndome crecer en muchos aspectos. Una experiencia excepcional que sólo podría beneficiarme estando presente.
Luego vino el Festival de Monólogos en la Alianza Francesa en Mayo, donde no sólo presencié espectáculos de gran nivel de actores y directores de varias partes del país, sino que pude conocerlos. Estando presente surgió de manera muy orgánica un mini taller increíble con Alberto Sosa y Paco Mufote. Aprendí cosas que no sólo se aplican a los monólogos, teatro en general y la dramaturgia, sino a la pinche vida misma. Además de dejarme un sabor agridulce con la trágica muerte de Paco, tan sólo unos día después; desvaneciéndose en el aire, cual humo de cigarro, el ímpetu guerrero e inocente de trabajos en conjunto. (Hablé de su partida en la Edición #57).
Pero cuando una puerta se te estrella con furia en la cara, una ventana se abre con un rechinido tétrico, de esos que te hacen dudar. Piensas dos veces si entrar es una buena idea o no, y lo mejor es huir. Pero me metí y de ahí se formó un pequeño pero consistente seminario/laboratorio de teatro, en el cual, más que científico, creo que soy un pobre chimpancé, objeto de experimentación. Pero ¡ah, cómo vale la inversión! No sólo aprendo por montones, sino que me divierto muy cañón. En parte por la confianza y amistad que se ha generado entre nosotros, así como la carencia de la solemnidad y petulancia que suele caracterizar estos espacios teatrales.
Estando ahí, en una sesión como cualquier otra, nos presentaron al ilustrador/actor/titiritero chileno-español, Andrés Leyton, quien más tarde presentaría un monólogo con títeres IN-CRE-Í-BLE. Nos regaló tiempo, en el que compartió su experiencia, nos platicó de su inusual trayectoria desde estudiante de arquitectura en Chile, a sus inicios en el teatro en Argentina, a su desarrollo profesional en España y su nueva etapa en Jalisco —y espero que pronto en La Paz—. Fue tan solo una hora, que parece que la perseguían, porque se pasó tan rápido, pero fue una experiencia maravillosa. Además se dio el lujo de responder preguntas y sugerirnos material que nos ayude a explorar la dramaturgia en títeres, marionetas y anexos. Tenía que estar presente para vivir ese momento excepcional con alguien tan excepcional.
Hay más momentos así, como la clase magistral sobre el manejo de la voz que impartió en el teatro al aire libre de este paradisíaco rancho sudcaliforniano, el colombiano Antonio Ocampo, actor, director, profesor y Jefe del Departamento de Teatro en la Universidad de Northeastern en Boston, la cual fue maravillosamente excepcional. Pero tenía que estar presente para vivirla.
En la posada de nuestro Club y Sala de Lectura, nos vieron intercambiando libros, ñoñeando sobre lecturas y con mi maleta de libros a préstamo sobre una mesa, que un amigo y su pareja se acercaron para ofrecer la posibilidad de donar la biblioteca personal del papá de ella a nuestro acervo. ¡Hasta lagrimitas hubo! No fuimos porque nos iban a regalar libros, estuvimos presentes y entonces sucedió algo excepcional. ¡Punto para mi reflexión!
Esto ya se alargó mucho, tengo más que contar, como un invitado especial en un recorrido histórico por la ciudad, pero ya tengo hambre. Conclusión: este 2023 es el cliché anual perfecto para iniciar un nuevo ciclo de experiencias excepcionales. Una nueva temporada, con nuevos retos laborales y creativos, aparte de aprendizajes. Te invito a estar presente: en lo que te gusta, en lo que te llama la atención, en lo que te haga crecer y retomando el encabezado con el que arranco año, estar presente para que cosas excepcionales sucedan. Aquí estamos. Gracias por estar.
El Ombligo del Ocio es una publicación gratuita. Todos los derechos reservados © 2023 - Juan Carlos Pelayo Santos.
Club y Sala de Lectura 📚
¡Habemus libro!
El libro que leeremos durante enero, para juntarnos a comentarlo a finales de mes, es La tregua de Mario Benedetti Farrugia.
Nuestro Calendario para Enero 2023:
Lecturas Dispersas
LUNES 16 ENERO a las 18:00 h.
Presencial - Sede pendiente
Lecturas Dispersas es el irreverente recreo de nuestro club y sala de lectura, donde platicamos de la vida, leemos en voz alta textos breves o fragmentos que cada participante, de manera voluntaria, selecciona para compartir y los comentamos entre todos —aún no toca hablar sobre el libro del mes—.
Reunión Presencial para comentar el libro del mes
LUNES 30 ENERO a las 18:00 h.
En el Centro Cultural La Paz
[16 de Septiembre esquina Belisario Domínguez]
📞612-122-0065
Tenemos libros a préstamo para ti.
Sesión Virtual para comentar el libro del mes
MARTES 31 ENERO a las 19:00 h.
Horario La Paz, B.C.S., México.
Vía Google Meet.
Si te interesa participar con nosotros, escríbenos a oyalep@elombligodelocio.com y con gusto te daremos la bienvenida y responderemos cualquier duda que tengas.
Tacos de Lengua 🗨️
El 2022 fue un año en el que el tiempo que invertí estudiando lenguas disminuyó considerablemente, en parte por cuestiones de salud mental —la locura se asomó a mi habitación— y en parte por cambios laborales.
Para este 2023 planeaba agregar rumano como lengua nueva para estudiar o tal vez retomar ruso, el cual abandoné a mediados del 2022; al final decidí continuar estudiando las actuales como estoy hasta el momento y esperar a instalarme en el nuevo reto laboral, el cual, según mis cálculos, me permitirá retomar un estudio más intenso de las lenguas.
Me gustan los ciclos y que mejor que iniciar un año con una lengua nueva, pero los ciclos pueden iniciar en cualquier momento —mera necedad de uno—, así que si durante este 2023 se da la oportunidad, pues agrego una lengua más. Si no, ya veremos para el 2024.
¿Tú estudiarás alguna lengua nueva o retomarás alguna abandonada?
¡Debes verlo! 👀
¿Puedes adivinar cuál es la pierna falsa?
Escucha 👂
Se ha dicho, lo he dicho, se seguirá diciendo: Beethoven era metalero.
Sabes que lo quieres —yo lo quiero— 💸
Óbolo 🙏
Si te gusta leerme, puedes apoyarme con sólo $20 pesos. Podría parecer poco dinero, pero entre todos mis lectores harían una GRAN diferencia y ayudarán a que yo pueda seguir dedicando tiempo a escribir y sacar adelante mis proyectos de cuento, novela y dramaturgia.
Cuenta Banamex 508997
o con mi Clabe 002040902005089975.
👉Está en ti evitar que abra mi OnlyFans y me desnude ante una cámara o que me ponga a bailar en TikTok 🤭
Wow!!
Nueva plataforma looking goood! Rock on 2023!