La perspectiva se estira o se encoje con las arenas del tiempo acumuladas en dunas dibujando el desierto de tu pasado. Este desolado paisaje, ocasionalmente pinta oasis de buenos recuerdos. Entre más lejano esté el horizonte del recuerdo, es posible valorarlo con mayor objetividad, ya que, aunque aún duele la cicatriz de la memoria, no es una herida del todo abierta.
Puedo hacer una retrospectiva de cuando tenía seis meses de edad y que, por descuido de la señora que me cuidaba mientras mis padres trabajaban, enfermé de manera crónica; cruz que hasta la fecha porto en mis pulmones. Aunque esto sea aproximadamente cierto, es un análisis con recuerdos prestados; nadie recuerda nada de esa edad, y quién quiere recordar que le limpian el pañal (tal vez por eso los viejos también olvidan).
Ya un poco más grande, puedo analizar mi 1989, justo antes de cumplir los diez años cuando —por negligencia médica— me estaba muriendo, hasta que un despistado doctor me salvó la vida metiéndome de urgencia al quirófano nocturno, mientras los responsables dormían plácidamente en sus casas —y porque aún no me tocaba colgar los tenis—. Así amanecí para ver un día más; con la panza abierta por los nueve días siguientes, pero amanecí. Aún con la gravedad del momento, tan lejos en el paisaje desértico de mi pasado, pues se puede platicar sin mayor empacho.
Entonces, con estos dos remotos ejemplos, me acerco a la enorme duna recién formada por el 2023; la cuál hace muy poco recibió su último granito de arena y el 2024 apenas es una sacudida de zapatos a la entrada de tu casa. Hacer una retrospectiva de los últimos doce meses en este momento prácticamente califica como maltrato animal: todo lo malo se siente peor y en abundancia; así como lo bueno, a la inversa, no se siente tan bueno ni abundante. Porque, en general, fue un año difícil. No lo recomendaría, ni lo volvería a leer y la película —de bajo presupuesto— seguramente es peor que el libro.
A pesar de todo, este ejercicio de análisis anual, ha sido una buena catarsis, ya que, en el borrador de todo ésto, tenía una idea más pesimista y poco alentadora para el bisiesto que empieza. Como casi siempre pasa —aunque no lo creas— no tenía la más mínima idea de cómo empezar esta edición, hasta que imaginé la fuga de arena del gigantesco reloj de Cronos cayendo grano a grano, formando un pasado como desierto lleno de dunas. Es en ese punto dónde la idea original no se creó, ni se destruyó, sólo se modificó.
Con eso me quiero quedar, ya que, siendo un animal de ciclos y rutinas, pero a su vez, un ente que se oprime, reprime y exprime —sin albur— a sí mismo, suelo caer en un círculo vicioso sin chiste, sin provecho, ni beneficio. Por lo que un recuento oscuro y desanimado, se convirtió en una motivación para un nuevo punto de partida.
Aunque medir el tiempo sea un invento intangible y fumadísimo —como la religión o el dinero— me es útil para hacer corte de caja y tal vez dentro de un año, esté reflexionando sobre un buen año, y no sólo sobre los (d)años amontonados.
Óbolo 🙏
La manera más fácil —y barata— de apoyar mi trabajo creativo es difundiendo en redes —eso le gusta a los algoritmos y me das a conocer—. Además, si está en tus posibilidades pagar por mis letras, te estaré eternamente agradecido. Toda aportación hace una GRAN diferencia y promueves que yo dedique tiempo a escribir, que es lo que más disfruto hacer.
Clabe Banamex 002040902005089975.
👉Está en ti evitar que abra mi OnlyFans y me desnude ante una cámara o que me ponga a bailar en TikTok 🤭
¡De antemano muchísimas gracias por leerme y apoyarme! 😉
También pongo a tus órdenes o de tus conocidos, mis servicios de redacción (Ghostwriting), edición, corrección y traducción inglés-español, así como asesorías en escritura y aprendizaje de lenguas.🤞
Escucha 👂
Esta canción tiene la infalible capacidad de levantarme el ánimo.*
*No importa cuándo leas ésto.
Sabes que lo quieres —yo lo quiero— 💸
No importa cuán inútil parezca un producto, a alguien le parecerá útil. No importa cuán común un producto sea, a alguien le parecerá novedoso.
En ocasiones, “la misma gata pero revolcada” puede aportar una nueva perspectiva en algo tan simple como un cuardo para tomar notas. Sidekick es ese producto, el cual, con un sencillo cambio estético, le da un giro de atractivo comercial.
Parece que “estética” es la palabra de esta edición.
Tacos de Lengua 🗨️
En más de una ocasión he tenido la fortuna de poder conversar sobre la estética de las palabras. Es una ñoñada, pero no me importa —aquí es un buen momento para dejar de leer—.
Haciendo mi lección de noruego, al escribir la fecha, me saltó a la vista —de nuevo— que en noruego escriban diciembre con “S”: Desember.
—Así lo escriben ellos —dirás.
—Pues sí —te diré.
Pero me parece que se ve horrible; aunque como toda la estética, es universalmente subjetiva.
Puedo ver diciembre con “C”, lo más común, ya que así se escribe en mi lengua materna y en las lenguas romance que conozco. Tolero diciembre con “Z” —Dezember en alemán—, porque uno es un maldito malinchista y me parece que se ve muy bien —la subjetividad de la estética—, pero a la fecha, a tres años y medio de haber empezado a estudiar noruego, me sigue pareciendo que “Desember” se mira feito.
A “Desember” lo veo unas pocas veces al año. Yo soy feito, como Desember, pero me veo en espejos y fotos prácticamente todo el año. Punto para Desember —y para ti, que acabas de participar en una conversación sobre la estética de las palabras—.
Club y Sala de Lectura 📚
Seguimos leyendo, El infinito en un junco de Irene Vallejo (2019), el cuál comentaremos a finales de este mes.
¿Qué nos llevó a este libro?
Un recorrido por la vida del libro y de quienes lo han salvaguardado durante casi treinta siglos. Este es un libro sobre la historia de los libros. Un recorrido por la vida de ese fascinante artefacto que inventamos para que las palabras pudieran viajar en el espacio y en el tiempo.
Nos leemos el 1 de febrero 😉
El Ombligo del Ocio es una publicación gratuita.
Todos los derechos reservados © 2024 - Juan Carlos Pelayo Santos.
Me encantó