Aunque creo que se leería mejor “La Paz”, en mayúsculas.
“El derecho al respeto ajeno es La Paz”
Esta mediocre joya filosófica, tristemente refleja la patética realidad de mi vecindad, de la ciudad —La Paz—, del estado, del país y, me temo, que del mundo entero, donde la ignorancia y la prepotencia del que grita más fuerte, están por encima de cualquier lógica medianamente civil y civilizada para llevar la fiesta en paz —en La Paz—.
“Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”, reza la máxima irrefutable de Don Benito Juárez; la cuál sería para usos prácticos en esta reflexión, algo como la novela original; una maravilla literaria digna de algún Nobel desvalagado.
Entonces, lo que ese amante del rugir estridente del off-road vociferó con una seguridad ad hoc a su coeficiente intelectual, “El derecho al respeto ajeno es la paz”, sería, igual para usos prácticos en esta reflexión, la adaptación del libro original a un episodio de La Rosa de Guadalupe Perú.
Me encanta utilizar la analogía de la cochera en casa, para explicar cómo todos carecemos de empatía ante los problemas de los demás, hasta que esos problemas nos afectan personalmente. Entonces sí exigimos justicia y buscamos aliados que nos ayuden en la batalla contra la injusticia que nos aqueja.
“A nadie le importa que bloqueen la cochera del vecino, hasta que bloquean la propia”.
En mi caso, se ha convertido en una parodia, ya que es increíble la cantidad de conductores que no respetan mi cochera, bloqueándola con singular alegría, facilidad y constancia. “Parodia”, porque es sumamente gracioso cómo se ofenden al pedirles que se quiten a la chingada, cuando los frenas infraganti o a los reincidentes, que no la chinguen.
Esperaba en la sala de mi cueva que llegara mi hermana con unas compras para ayudarle a bajar las bolsas, cuando, para variar, se estacionó en nuestra cochera un vecino con su escandaloso Buggy. Inmediatamente salí a abordarlo para decirle que no se podía quedar ahí, por lo que ya expliqué.
Con la misma velocidad con la que yo peino mi calva, el tipo, molesto, me encaró, que si en qué me afectaba. Le expliqué otra vez que esperaba a mi hermana. Para este momento de la cómica escena, una mujer, la pareja, supuse —por la conversación a gritos—, se paró en su auto en doble fila, detrás del Buggy de él, entorpeciendo el tránsito, mientras hablaban a gritos, pero con calma, como quien platica cómodamente en un cafecito hipster en el Malecón. Más ignorado no podía estar yo —sonrío al escribir estos detalles—.
Como Benito Juárez reencarnado no ingresaba de nuevo a su carrito de juguete, por tercera vez le digo que no se puede quedar ahí. Es, cuando empieza a amenazarme, coronando su gloriosa existencia con “El derecho al respeto ajeno es la paz”. Reencarnado mismo.
No me reí en su cara porque yo estaba encabronado y porque Don Vrgs me estaba amenazando, pero ya nos hemos reído bastante a posteriori, contando la anécdota en familia. Es por eso que decidí traerla a estos rumbos digitales.
—Como quieras nos arreglamos —amenazó varias veces.
Yo, en lo personal, no tengo remedio; y como dice la canción, ni lo quiero tener; pero a él, sin ser yo un experto en mecánica de carros de off-road, no le veo mucho arreglo tampoco.
Es increíble cómo vivimos en una época donde reina y gobierna la ignorancia, impuesta a gritos y amenazas —puedes traducir ésto a cualquier relación humana, ámbito social, político, laboral, etc.—. Es increíble tener que explicarle a un cavernícola, por qué no puede estacionar su carrito en una cochera ajena. Es increíble acabar amenazado por la prepotencia con patas que seguramente vota, tiene licencia de manejo y hasta se reproduce.
Es increíble que, por defender mi cochera, sea yo quien no “dereche el respeto ajeno” en La Paz.
Perdóname, Benito, por no vivir a la altura del off-road de la vida. 🥺
Óbolo 🙏
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Escucha 👂
Hace unos días recomendé esta canción. La escuché de nuevo, un par de veces, tras mucho tiempo sin hacerlo, leyendo la letra. No la puedo recomendar lo suficiente, sin dejar de insistir en leerla con la letra y la maravillosa escena de cómo un músico sordo se encuentra en la oscuridad. 🖤
Sabes que lo quieres —yo lo quiero— 💸
Así como no importa cuántas plumas, marcatextos, plumones, libretas, cuadernitos y agendas tenga, siempre quiero más. Así igualito me pasa con los calendarios. Mi fijación con el tiempo, con su medición y los conteos, es evidente y seguramente caso de estudio.
Pero es que no me ayudan tampoco. Cómo pretente el MoMA que uno no babee con bellezas como ésta:
¡Debes verlo! 👀
¿Cómo se hacen las monedas?
Tacos de Lengua 🗨️
Variedad, la clave, para mí, está en la variedad.*
*Usaré esta línea como recordatorio para en futuras ediciones hablar al respecto. Por mientras, que quede como teaser trailer. 🤭
Club y Sala de Lectura 📚
En enero 2024 platicaremos sobre:
-El infinito en un junco de Irene Vallejo (2019)
¿Qué nos llevó a este libro?
Un recorrido por la vida del libro y de quienes lo han salvaguardado durante casi treinta siglos. Este es un libro sobre la historia de los libros. Un recorrido por la vida de ese fascinante artefacto que inventamos para que las palabras pudieran viajar en el espacio y en el tiempo.
👉 Posada 2.0
🗓️ Viernes 15 Diciembre
👉 Lecturas Dispersas: Rosca de Reyes👑
🗓️ Sábado 6 enero
⏰ 17:00 h.
👉 Actualización de lista de libros 🗳️
🗓️ Del 13 al 17 de enero
📧 Vía correo electrónico
👉 Votación del libro de febrero 🗳️
🗓️ Del 21 al 25 de enero
📧 Vía correo electrónico
👉 Reunión Presencial
📖 El infinito en un junco de Irene Vallejo (2019)
🗓️ Lunes 29 de enero 2024
🕕 18:00 h.
📍 Centro Cultural La Paz
👉 Sesión Virtual
📖 El infinito en un junco de Irene Vallejo (2019)
🗓️ Martes 30 de enero 2024
🕖 18:30 h, horario de La Paz, Baja California Sur (19:30 h CDMX)
💻Vía Google Meet
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No terminar el libro o decidir no leerlo, no es excusa para no reunirnos, ojalá puedas acompañarnos. Se ponen sabrosas las sesiones. Cualquier duda, sugerencia o comentario, escríbeme.
Se aceptan donaciones de café, té y postrecitos engordadores😎
Nos leemos el 1 de enero 2024 😉
El Ombligo del Ocio es una publicación gratuita.
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